Se denomina psicología humanista a una corriente dentro de la psicología de la posmodernidad, que nació como parte de un movimiento cultural más general surgido en Estados Unidos en los años sesenta y que involucra planteamientos en ámbitos como la política, las artes y el movimiento social denominado «contracultura».
La psicología humanista es una escuela que pone de relieve la experiencia no verbal y los estados alterados de conciencia como medio de realizar el pleno potencial humano.
La psicologia humanista se caracterizó por apoyarse en el punto de vista del escritor francés Juan Jacobo Rosseau, quien califica a los individuos como nobles salvajes, desarrollados como seres humanos,productivos, alegres, buenos, bondadosos, a menos que la sociedad o experiencias desfavorables interfieran o corrompan el manifiesto de su naturaleza más elevada.
Surgió como reacción al reduccionismo del conductismo y al psicoanálisis ortodoxo freudiano, dos teorías con planteamientos opuestos en muchos sentidos, pero que predominaban en ese momento; hay que aclarar que ―contrario al conductismo (de pensamiento monista, materialista y determinista)― el psicoanálisis se fundamenta en la filosofía humanista y desde siempre ha pretendido que la persona sea responsable de sí misma y de su devenir, por tanto esta última ha dado muchos aportes al desarrollo de la psicología humanista que hoy se conoce y se posiciona como parte de la psicología de la posmodernidad. Pretende la consideración global de la persona y la acentuación en sus aspectos existenciales (la libertad, el conocimiento, la responsabilidad, la historicidad), criticando a una psicología que, hasta entonces, se había inscrito exclusivamente como una ciencia natural, intentando reducir al ser humano a variables cuantificables (conductismo), o que, en el caso del psicoanálisis, se había centrado en los aspectos negativos y patológicos de las personas (la enfermedad humana).
Por esto, uno de los teóricos humanistas más importantes de la época, el psicólogo estadounidense Abraham Maslow (1908-1970), quien había incursionado en el conductismo, denominó a este movimiento La Tercera Fuerza, para mostrar lo que se proponía con esta corriente: integrar las formas (aparentemente opuestas) en que se expresaba el quehacer psicológico de la época (conductismo y psicoanálisis).
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